3.15.2009

Muerte

Hace unos días falleció un compañero de la universidad y hace unas semanas también murió un conocido en circunstancias bastante extrañas en un país lejano. Al parecer la muerte nunca llega aisladamente. Los dos eran bastante jóvenes, 23 y 22 años y por ello cuesta entender que personas tan buenas y con tanto por hacer en el futuro vean truncadas sus vidas de manera tan repentina. En el funeral un amigo me decía "que lastima morir y sentir que uno no ha logrado nada" y en realidad debe ser frustrante irse con objetivos o metas por cumplir, en ocasiones en que me he visto cerca de la muerte, el primer pensamiento que aparece en mi cabeza es justamente el miedo de no poder cumplir con mis planes, el no tener una vida plena y ser solo una historia que termino anticipadamente.

Es raro que la muerte algo tan inminente e inevitable para todos, siempre parezca tan lejana y logre impactar tanto en la vida de las personas cuando muere un cercano o a un amigo. Es que hoy en día nadie quiere asumir la muerte como algo real, preferimos bloquearla, evadirla y centrarnos en vivir. Pero la muerte es también parte de la vida, un recordatorio de lo vulnerables y efímeros que somos en comparación con la existencia. Alguna vez escuche que uno de los secretos para ser feliz es poder asumir nuestra propia muerte, y creo que es verdad, el asimilar nuestra calidad de mortales permite apreciar con mayor ímpetu el regalo de la vida y aprovechar el poco tiempo que tenemos en el mundo.

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