Durante estos tres años tranquilos Cicerón contribuyó más a su obra y a su fama que durante los treinta que antes había despilfarrado en la vida pública. El exponente de la ley había aprendido al fin el amargo secreto que todos los empeñados en una carrera pública deben aprender a la larga —que un hombre no puede defender permanentemente la— libertad de las masas, sino únicamente su propia libertad, la libertad que viene de adentro.
Stefan Zweig
2.08.2014
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