A la altura de mis ojos el mar actuaba de cinta transportadora de esa oferta del día que eran las olas. Pensé que cada una de esas olas bien podría llevar su propio código de barras, como los Tetra Briks de leche o los huevos de corral. Pensé que el mar era la esencia de todo. El inicio y el fin de todo. Fuente y sumidero de la vida. Las 3/4 partes del mundo no pueden estar equivocadas. Agua y sal. Por eso no me fío nunca de esos hijos de puta que retiran drásticamente la sal de sus dietas: no saben lo que es la vida.
Daniel Diaz
http://blogs.20minutos.es/nilibreniocupado
8.08.2010
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