Cientos de Ojos amarillos
Iluminan el cielo ahumado
Laberintos de concreto
Atrapados por gigantes dormidos
Que no los dejan escapar
Oleadas de mortales inundan las veredas
Y fluyen por cavernas subterráneas
Entran a carrozas incesantes
Que se deslizan por las venas de la ciudad
El rugido del asfalto
Y los gritos de los autos
Son el ritmo inagotable
Del intenso vaivén urbano
5.16.2010
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